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Testamento abierto y cerrado: qué son y sus diferencias

Testamento abierto y cerrado

Todo el mundo, en algún momento de su vida debe plantearse redactar un testamento que sirve como herramienta legal para expresar su voluntad sobre sus bienes tras su fallecimiento. Este se realiza en vida y expresa cómo se dividirán sus pertenencias cuando ya no esté.

Existen diferentes tipos pero vamos a centrarnos en el testamento abierto y el testamento cerrado.

¿Qué es el testamento abierto?

Es el tipo de testamento más frecuente y se realiza ante notario, que será la persona que autorice el acto, redacte el testamento y se encargue de custodiar el documento original.

El testamento abierto lo puede realizar toda persona física mayor de 14 años siempre que se encuentre en su sano juicio y cuente con capacidad intelectual para hacerlo.

Por otra parte, dependiendo de las circunstancias en las que tenga lugar, puede ser ordinario o extraordinario. El ordinario se otorga ante un notario y el extraordinario se otorga solo ante testigos. Esto sucederá en el caso en el que el testador se encuentre en peligro de muerte inminente o en una situación de epidemia o pandemia.

¿Qué es el testamento cerrado?

El testamento cerrado es el documento en el que el testador otorga ante notario y plasma su última voluntad. Se considera un documento privado porque solo el testador conoce su contenido pero es público porque se puede conservar en notaría.

Una vez se ha autorizado, el testador puede decidir conservarlo él mismo, encargarle a alguien que lo custodie o depositarlo ante notario para que lo asegure.

Diferencias entre el testamento abierto y cerrado

A continuación, veremos las principales diferencias entre el testamento abierto y el testamento cerrado.

En primer lugar, el testamento abierto se da a conocer a viva voz y mediante testigos y en algunos casos frente a notario. Sin embargo, el testamento cerrado no se da a conocer en ninguna parte.

También hay una diferencia en cuanto al número de testigos donde en el caso del testamento abierto son necesarios tres testigos y en el caso del testamento cerrado son necesarios cinco.

Por último, en el caso del testamento cerrado, cabe la posibilidad de que el notario no conozca su contenido. Esto se debe a que normalmente se redacta el documento y se entrega cerrado al profesional que no tiene por qué conocer el contenido del testamento aunque sí debe haber testigos. No se debe recurrir ante un notario para redactar las cláusulas, una persona lo puede hacer por sí misma.

En cambio, en el testamento abierto el notario sí conoce el contenido porque él mismo ha redactado las condiciones bajo la petición de su cliente. Esto aporta una gran ventaja porque asegura que el testamento queda bien redactado para que en un futuro no pueda ser impugnado.

¿Conocías el significado de estos tipos de testamento y sus diferencias?

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