El duelo por la pérdida de un ser querido es una de las situaciones más dolorosas que puede atravesar una persona a lo largo de su vida. Por ello, psicólogos y terapeutas coinciden en que es necesario pasar por esta etapa, ser consciente de ello y no alargar el sufrimiento más de lo necesario.
¿Por qué es necesario atravesar un duelo ante una pérdida?
El duelo es un proceso natural que surge ante un cambio drástico de nuestras rutinas. Su intensidad y duración depende de cada persona y de cómo esta sea capaz de gestionar sus emociones.
Es importante tener en cuenta que no se trata de una depresión, sino de un proceso natural que debemos atravesar, asimilar una nueva situación. Aunque tanto el duelo como la depresión pueden tener puntos en común, es muy importante recalcar que no se trata de la misma situación. Según los expertos, son etapas que se asemejan pero que es de vital importancia afrontarlas adecuadamente para volver a un buen estado de ánimo.
¿Cuáles son las fases del duelo?
Las fases del duelo varían, pero, básicamente trata una serie de etapas provocadas por las emociones. Como hemos dicho, no se trata de unas fases rígidas y ordenadas cronológicamente. Pues cada persona vive esta situación con una intensidad distinta. una forma estándar. Es por ello que la duración de la etapa del duelo dependerá de cada caso de las circunstancias que se den y de la personalidad de la persona que lo afronta.
En general, todos los estudios coinciden en cinco puntos o fases:
1. Fase de negación
El cerebro humano recibe un golpe tan duro que se defiende negando la realidad. “No puede ser” es la frase que más veces pasa por nuestra mente. La persona afectada se siente abrumada y desconcertada. La finalidad de esta etapa es la de amortiguar el golpe dando algo de tiempo para adaptarse a la nueva situación.
2. Fase de ira
En esta fase, el enfado toma el protagonismo y, en ocasiones, se enfoca hacia la persona que nos ha dejado. La búsqueda de sentido a lo sucedido y la falta de una explicación genera sensación de rencor.
3. Fase de negociación
Esta etapa es la más breve y, generalmente, ocurre antes de la pérdida definitiva, aunque no necesariamente. Suele buscarse una manera de retomar la vida que se tenía antes de la pérdida como forma de intentar escapar del dolor.
4. Fase de depresión
Es la parte en la que se toma conciencia de lo que ha sucedido. Es la más temida, pues los sentimientos son de profundo dolor y vacío. Las emociones negativas son muy intensas y es común el aislamiento social. También es la fase en la que puede haber un estancamiento que derive en una depresión clínica.
5. Fase de aceptación
Se empieza a ver luz al final del túnel. Se acepta la realidad y se toma conciencia de que, aunque se nos haya ido una persona, nosotros seguimos aquí y debemos seguir con nuestra vida. Comenzamos a pensar en nosotros y a generar rutinas distintas.
Es importante aclarar que es completamente normal ir a saltos entre las etapas e incluso volver a una fase que ya se había atravesado. Lo importante es no obsesionarse y tener muy claro que todo es pasajero y que el dolor es un síntoma normal por el que hay que pasar.
¿Qué podemos hacer para hacer menos duro el proceso?
Es muy beneficioso liberar las emociones. Poder compartir el dolor sin miedo y aceptar que todos hemos atravesado un duelo puede ser de gran ayuda. Por ello, las reuniones sociales con personas de confianza pueden ser un buen comienzo para superarlo.
Otro consejo, muy recomendado por psicoterapeutas, es llevar una buena alimentación y realizar ejercicio. Pueden darse varias situaciones. Sentir un apetito atroz durante esta etapa, o como es muy habitual, una falta total de hambre. Sin embargo, alimentarse bien y hacer ejercicio ligero siempre será de gran ayuda para mejorar nuestro estado de ánimo.
La pérdida de un ser querido, sea esperada o no, siempre es un golpe duro que debemos afrontar de la forma más sana posible para seguir con nuestras vidas, sin que nuestra salud mental se vea afectada.