Siempre presente, el mundo funerario ha marcado el carácter de los pueblos y las civilizaciones. Una parte importante que nos ha llegado desde el pasado tiene estrecha relación con la muerte y el más allá.
La muerte se ha presentado siempre como la puerta a un mundo desconocido y, generalmente, también era la puerta a un mundo de eternidad y esperanza partiendo de las limitaciones estructurales efímeras del ser humano.
El pensamiento occidental, ha ido echando capas de “tierra” sobre la muerte, llegando a vivir en total olvido de la misma, como si fuéramos a vivir eternamente, generando una ilusión poco natural de la vida.