Cómo se reparte entre los herederos legítimos forzosos

Cuando se habla de herencia legítima, uno de los puntos más importantes es la determinación de quiénes son los herederos forzosos. Según la legislación española, los herederos forzosos son aquellos a quienes la ley otorga una porción de la herencia, independientemente de lo que haya dispuesto el testador. En términos generales, los herederos forzosos son los descendientes directos del fallecido (hijos, nietos, etc.), los padres (en caso de no haber descendientes) y el cónyuge viudo.

La ley establece que una parte de la herencia debe ir a estos herederos, y si el fallecido decide hacer un testamento en el que no los favorezca, esta parte puede ser reclamada por los herederos forzosos.

La herencia legítima se reparte en tres tercios. El primero de estos es el tercio de mejora, que permite al testador mejorar la porción hereditaria de uno o varios de los herederos forzosos. Esto significa que, dentro de los límites de la herencia legítima, el testador puede asignar una mayor parte a un hijo o a otro heredero forzoso en particular. Sin embargo, este reparto debe respetar la porción de la herencia legítima que corresponde por ley.

El segundo tercio es el tercio de libre disposición. Este tercio le permite al testador disponer de una parte de sus bienes de manera libre, es decir, sin necesidad de respetar a los herederos forzosos. El testador puede destinar este tercio a quien desee, ya sea una persona no familiar o incluso una entidad, sin que los herederos forzosos puedan reclamarlo, salvo en situaciones excepcionales.

Por último, el tercer tercio es el que corresponde a los herederos forzosos y debe ser respetado incluso en caso de que el testador haya dispuesto lo contrario en su testamento.

Qué servicios funerarios son esenciales para acompañarte en la herencia legítima

En un momento tan delicado como la pérdida de un ser querido, los servicios funerarios cumplen un papel fundamental en el acompañamiento del proceso de duelo. Los servicios esenciales incluyen la atención personalizada, el asesoramiento legal y la gestión de trámites funerarios, como los permisos necesarios y la organización de la ceremonia.

Además, el apoyo en la elección de detalles como el tipo de ataúd, la decoración floral y la disposición del lugar de descanso ayuda a aliviar la carga emocional. También, contar con servicios que ofrezcan asistencia psicológica y orientación para gestionar la herencia puede ser invaluable en estos momentos. Un servicio funerario integral no solo facilita el cumplimiento de las últimas voluntades del fallecido, sino que también ofrece consuelo y apoyo emocional a los familiares, ayudándoles recordar al ser querido mientras avanzan en el complejo proceso de despedida y ajuste a la pérdida.